Los responsables del asesinato de los hermanos Tirado, así como su tío José Luis González Alcalá, cometido en la colonia Roma Norte, no aceptaron un millón de pesos que la única sobreviviente al ataque, Margarita Ochoa, les ofreció para dejarlos ir.
MILENIO tuvo acceso a la carpeta de investigación CI-E-FDMDFDBP/C/UI-1 C/D/02178/12-2022 en la cual se indica que la señora Ochoa Almada ofreció un nillón de pesos a los hombres a cambio de su liberación, pero lo rechazaron.
En su declaración ante la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX), Margarita narró que a mitad del año pasado llegó a vivir a la casa de Medellín, después de que su hermano, el propietario de la misma, había fallecido. Posteriormente arribó su esposo José González.
“Por recomendación de un abogado amigo de mi esposo, nos indican que no debíamos dejar sola la casa donde habitaba mi hermano, recomendación que nos realizó en virtud de que Blanca Hilda tenía la pretensión de quedarse con dicho inmueble, toda vez que se ostentaba como concubina de mi hermano”, expuso.
De esta forma, Margarita, su esposo y posteriormente los hermanos Tirado, ocuparon el piso de arriba de la casa, mientras que en la parte de abajo vivían Blanca Hilda Ábrego Barreto (enfermera y supuesta concubina del difunto dueño), su hija Sally Mechaell Arenas Ábrego, su yerno Azhuer Lara García y sus nietos Randi Jiménez Arenas y un menor de tres años.
Tras los funerales, Blanca Hilda pidió tiempo para buscar dónde vivir “sin embargo, a varias personas vecinas del domicilio, en específico a un podólogo que está cerca del domicilio, les dijo que me iba a llevar una gran sorpresa, porque la casa ya era suya”, dijo Margarita.
Ochoa Almada y sus hermanos estaban a punto de firmar ante el notario público la venta del inmueble, cuando la tarde del viernes 16 de diciembre, Azhuer Lara subió a tocar la puerta para pedirle a don José que moviera su coche. Posteriormente le pidió a Margarita que bajara, porque su esposo se había lastimado la rodilla. Era una trampa.
“Al bajar del lado de la cochera, me percato que mi esposo se encontraba tirado en el piso maniatado y la cara cubierta de cinta canela. Además, se encontraba un grupo de entre ocho y 10 personas, las cuales estaban cubiertas de la cara.
“Me tiraron al piso e incluso una de ellas se me subió en la espalda. Una vez que terminaron de amarrarme y taparme los ojos, me cortaron el dedo chiquito del pie izquierdo, me realizaron cortadas en la planta del mismo pie”, explicó.
Después, metieron a Margarita y a José a su vivienda y le preguntaron a ella sobre los números confidenciales de sus tarjetas bancarias. Una vez que sacaron algunos miles de pesos, vino la oferta de los captores.
“Me dijeron, ´dame 500 mil pesos y los dejamos libres´, por lo que ante la desesperación les contesto, ´les doy un millón de pesos pero ya déjenos libres, llévenme a un banco y saco el dinero, o denme una cuenta y déjenme hablarle a mi hijo, para que les haga una transferencia´”, señaló.
Tiempo después, sus sobrinos – los hermanos Tirado – fueron llevados al mismo cuarto.
“No puedo precisar cuánto tiempo haya pasado, pero de repente escuché que de la sala provenían gritos que decían ´no, no, no´. Llevándolo de igual forma a la recámara donde nos encontrábamos mi esposo y yo, y posteriormente escucho nuevamente ruido que a mi parecer sonó como un disparo, sin poderlo asegurar, pero cuando llegó mi otro sobrino, a quien de igual forma lo llevaron a la recámara, por lo que ya estando mis sobrinos en el mismo lugar que mi esposo y yo, les empezaron a preguntar cuánto dinero tenían en el banco”, explicó Margarita.
Uno de los hermanos Tirado contestó que sólo tenía un sobre con dinero en su recámara, mientras que el otro respondió que no tenía efectivo. Los secuestradores se inconformaron y golpearon de manera fuerte a las víctimas.
“Incluso escuché la voz de Sally Mechaell que en voz baja le decía en tono burlón a mi esposo ´a ver viejito, no que era tu casa, no que tu esposa tenía mucho dinero, que era millonaria. Por andar de hocicón que tenía cinco millones´”, recordó Margarita.“Dejé de escuchar la voz de mis sobrinos y en su lugar escuché a una mujer que dijo ´éste ya está muerto´”.
Minutos después, Margarita se quedó sola en la recámara y no escuchaba nada. Pensó que la iban a matar también. Horas más tarde la bajaron al piso de Blanca Hilda y la amarraron a una silla de ruedas.
“Posteriormente ingresa al lugar donde me tenían Blanca Hilda Ábrego Barreto, quien al verme, me dice ¨señora Margarita¨ a quien le digo ¨Me mocharon un dedo¨, por lo que sale y va por material de curación, me realiza una curación en el dedo del pie”, narró.
Mientras la curaba, Blanca Hilda le decía a Margarita que les habían dejado un problemón, que los cuerpos estaban en la vivienda y que habían dicho que “se hicieran cargo” de doña Margarita. Es en ese momento cuando Blanca Hilda le ofreció ayuda.
“Posteriormente Blanca Hilda dice que le iba a llamar a mi hijo de iniciales J. L. G. O. para pedirle que la siguiera y le platicara cómo estaba el problema, pero que fuera solo. Al escuchar que mi hijo le contesta le pido que me deje hablar con él, por lo que me pasa el teléfono y al escuchar su voz, le digo que siguiera a Blanca para que le explicara cómo iban a estar las cosas.“Ahora sé que me hijo no fue porque para ese momento ya estaba asesorado por mi asesora jurídica”.
Blanca Hilda y su hija discutían si abandonaban en la vivienda a Margarita, o salían con ella, como si fueran a comer. Sin embargo, en ese momento la policía capitalina ingresó a la casa. Era la tarde del domingo 18 de diciembre del año pasado.
“Al escuchar que se trataba de la policía, comienzo a pedir auxilio, ingresando mi hijo, quien al verme me dice mamá, y después entran policías, a quienes les dije que tenían secuestrado a mi esposo, mis sobrinos y a mí”, señaló.
En su declaración ministerial, Margarita señaló que, en algún momento escuchó a sus captores decir que el hijo de Sally, Randi, no se había dado cuenta de los hechos, porque se fue a trabajar de manera normal los tres días del cautiverio.
Hasta el momento, hay siete personas detenidas y procesadas con prisión preventiva por estos hechos. Blanca Hilda Ábrego Barreto, Sally Michael Arenas Ábrego, Azhuer Lara García y Randi Jiménez Arenas. Además, Luis ‘N’,’ El Soco’, Rebeca ‘N’ y José Luis ‘N’.
Todos ellos se encuentran actualmente en el Reclusorio Norte y en el penal de Santa Martha Acatitla.