La alimentación juega un papel fundamental en el desarrollo de las bacterias que viven en nuestro intestino y que están directamente vinculadas con nuestro sistema inmunológico, el control glucémico o el desarrollo de padecer alguna patología cardiovascular.
En este sentido, diferentes estudios han demostrado que las bacterias intestinales se nutren de alimentos ricos en fibra y que frutos secos como las nueces, las almendras, las avellanas y los pistachos aumentan su diversidad.
Ruminococcaceae: la clave
En el primero de ellos, los investigadores estudiaron a 54 adultos con una edad promedio de 45 años. Todos los participantes tenían obesidad o sobrepeso y, al menos, otro factor de riesgo cardiovascular, como glucosa o triglicéridos elevados. A 48 de ellos se les dio la misma dieta durante cuatro semanas (con un período de dos semanas de descanso en el medio)
Esta dieta consistía en tomar tres raciones de especias y hierbas (mezclas a base de canela, jengibre, comino, cúrcuma, romero, orégano, albahaca y tomillo): 0,5 gramos, 3,3 gramos y 6,6 gramos al día. Para ello, los participantes tuvieron que proporcionar muestras de heces al comienzo del estudio y al final de cada período de dieta vieron que había aumentado la microbiota intestinal incluida las bacterias Ruminococcaceae, un grupo de bacterias relacionadas con el metabolismo hepático y la mejora de la función inmunológica.
“Ruminococcaceae aumenta las bacterias que producen butirato, un ácido graso que, cuando se produce en cantidades más altas, puede ayudar a controlar el apetito, equilibrar la energía y mejorar la glucosa en la sangre”, señaló la doctora Lona Sandon, profesora asociada del Departamento de Nutrición Clínica de la Facultad de Profesiones de la Salud de la U.T. Southwestern Medical Center.
En el caso del estudio de los cacahuetes crudos, que se prolongó durante seis semanas, también descubrieron que tenían niveles más altos de Ruminococcaceae en sus muestras fecales respecto de los que consumieron galletas saladas y queso. Además, señalaron que aquellos que comieron 28 gramos de cacahuetes al día también tenían niveles más altos de la bacteria Roseburia, vinculada a la pérdida de peso y la reducción de la intolerancia a la glucosa.
El consumo de cacahuetes, hierbas y especias aumenta la diversidad de bacterias intestinales
“Además de ser fuente de proteína y grasas saludables, el cacahuete también es fuente de fibra. Las bacterias en el intestino se alimentan de fibra, por lo que cuanta más fibra en la dieta, más bacterias y una mayor variedad de ellas pueden prosperar en el intestino”, afirmó Sandon.