Amarres es una serie que aborda este tipo de temas de manera bastante superficial, pero que puede dejar un buen sabor de boca para los televidentes que buscan un programa de televisión fresco, con una pizca de comedia y diferente a lo que vemos muy a menudo.
Y es que el objetivo de esta serie no es mostrarnos qué sucede con los amarres que seguramente has pedido a tu brujo favorito, sino darnos un mensaje de temas como la homosexualidad, el consumo de marihuana e inclusive el suicidio.
Los personajes de Amarres.
Ana (Gabriela de la Garza) es nuestra personaje principal en Amarres, ella es la madre de tres hijos, a quienes ha tenido con tres parejas distintas, desde ahí te darás cuenta que los temas que abordará esta serie de televisión son diferentes, pero bueno sigamos con Ana. Ella tiene un negocio en el mercado (de Jamaica) heredado por su abuela, hacer amarres, pero pues como que el negocio no le está funcionado y decide venderlo.
Ese día, Ana tiene que ir por su hija antes de que su ex marido, Jorge, llegue por ella, pero antes de llegar tiene un accidente y su automóvil se vuelca, gracias a eso conocerá a Roger (Juan Pablo Medina), un paramédico que la lleva al hospital debido a que tiene varias lesiones. En ese hospital conoce a quien le hará la vida de cuadritos a nuestra querida Ana, el vendedor de seguros Ricardo (Hugo Catalán), quien tiene un encuentro bastante cercano con ella y le hace firmar un documento en el que renuncia a su póliza de seguro.
Y así comienza la historia de Ana, quien estará acompañada por sus tres hijos: Armando (Martín Saracho), un joven que padece de autismo, María (Alicia Jazíz), la chica rebelde que le sacará varias canas verdes a su madre y la curiosa Olga, la menor de los tres hermanos y que nos trae la religión a la pantalla chica.
Amarres es una mezcla entre la religión, el poliamor, la homosexualidad, el consumo de drogas, el poliamor e inclusive aborda padecimientos que están bastante estigmatizados en la televisión como lo es el autismo o el suicidio, sin dejar a un lado ese toque de historia telenovelesca que tanto caracteriza al consumidor mexicano.